Hace unos días recibimos mi esposa y yo un Gran Regalo de mi Amiga Tere Figueroa y quiero compartirlo con Ustedes.
El Libro "Nahuales de Tonalá, Cuentos de niños y barro tonalteca".
Historias de Nahuales que los niños escribieron…
Imágenes de Nahuales ilustradas sobre mosaicos de barro por artesanos tonaltecas.
Gracias a Ma. Elena Venegas Pérez - Directora de Cultura Tonalá a Teresa Figueroa y Evelyn Andraca por tan bella publicación que contribuye a conservar nuestras tradiciones.
Carlos Cabral Madrigal
Nahuales de Tonalá
Quien ha comprado “jarritos de Tonalá”, con seguridad ha encontrado que
dentro de la iconografía que adorna la loza –al lado de las flores, las hojas y
las palomitas– está el célebre “gato con
bigotes de señor”, esta figura es una representación de “El Nahual”, personaje
mítico presente en la imaginería de nuestro pueblo desde tiempos inmemoriales.
En la mitología local de Tonalá
y de diversos pueblos de origen indígena de nuestro país, “El Nahual” representa una figura totémica
que corresponde a la persona que se transforma a voluntad en un animal y que
aprovecha esta capacidad tanto para defender a su familia y sus bienes como
para causar daño a sus enemigos.
La próxima vez que vengas a
Tonalá asómate la parte posterior de la parroquia, allá en lo alto podrás
apreciar en esta construcción del siglo XVII, que en lugar de las gárgolas que
se usaban en la arquitectura europea, aquí está presente la figura fuerte y
poderosa de El Nahual.
Teresa Figueroa
Teresa Figueroa
LA NOCHE DE LOS NAHUALES.
Por: Teresa Figueroa
Por: Teresa Figueroa
Cuando supe que la editorial convocaba a hacer
una recopilación las leyendas de
nahuales que conocieran los niños de Tonalá
fui de las primeras en presentarme. Me llevó a participar en el proyecto
la admiración que sentía por el pensamiento mágico-religioso que anima la
tradición oral de la región. La
arraigada creencia en esos seres míticos −que según la tradición son chamanes
que se transforman a voluntad en animales− me causaba gracia.
Me tocó visitar la
delegación de Santa Cruz de las Huertas. Para cortar camino y llegar más
rápido, tomé por el puente que comunica la avenida Loma Sur y la calle
principal de Santa Cruz; el puente está en un terreno deshabitado que se ha
mantenido baldío porque ahí está el cause de un arroyo. A medio camino se
me emparejó un perro grande, negro; la cola abundante y enroscada se agitaba
como bandera al viento. Caminó junto a mí sin dar muestras de
agresividad. Cuando llegué a la primaria, a mi lado estaba un
anciano: un hombre recio, de rancho, pantalón y camisa de color
indefinido, limpio y fajado, huaraches de correas con suela de llanta y
ese sombrero que es común en los campesinos de Tonalá.
− Con esas cosas no se
juega.
− ¿Cómo?
− No se meta con lo que
no conoce.
Su voz era ronca y
parecía más rasposa por el enojo que expresaba. Voltee a verlo con curiosidad.
En el fondo de sus pupilas me pareció ver la llama de las velas en la
oscuridad. Iba a preguntarle el significado de sus palabras, pero él ya estaba
en la esquina de plaza.
Con los editores
seguíamos platicando alegremente del proyecto. Noé, mi amigo actor, me platicó
de las representaciones que hacía en un teatro de Guadalajara caracterizado de
Nahual narrando las diversas leyendas que se tejen en torno al legendario
personaje.
− ¿Por qué no te
presentas en el foro que dirijo? Invité.
− Claro. Me parece muy
bueno, aceptó.
Resultaba muy festivo un
Nahual narrándose a si mismo en su lugar de origen. Acordamos para el nueve de
julio la fecha del evento que llamamos “Leyendas de Nahuales”. Avisamos a los
amigos, hicimos carteles y lo subimos al Facebook.
El sábado nueve de julio
estuvo claro, luminoso. Me alegré que en este día no estuviera tan nublado como
en días anteriores. Gilo vino por la mañana:
− ¿Qué andas
haciendo, mujer? Preguntó.
− Estoy capturando las
Leyendas de Nahuales que escribieron los niños de Santa Cruz. Un gesto sombrío
pasó por su frente:
− Con esas cosas no se
juega, maestra.
No pude menos que
reírme, Gilo es un auténtico tonalteca.
− Gilo, para mi trabajo
es importante la difusión de la cultura popular.
− No todo es literatura…
¿Verdad, Lalo?
Lalo, seis años llenos
de bulla, me miró y espontáneamente platicó del Nahual que sale en el puente de
Santa Cruz. Con un poco de temor recordé el perro que vi en el puente. Caramba,
cómo pueden asustar las supersticiones.
Por la tarde estaba preparando
la comida cuando vagamente, con el rabillo del ojo, vi un objeto oscuro
agitarse junto a mí, voltee y en el tiempo que dura un parpadeo vi al perro
negro, alto, de abundante cola enroscada que se metió bajo la estufa. Esto no
es posible, aquí no cabe ningún perro, las pláticas de Gilo me sugestionaron,
me regañé a mí misma. En ese momento tocaron a la puerta, ahí en la
entrada estaba el mismo anciano que ya
había visto antes:
− No
pregunte por lo desconocido.
Escuché nuevamente esa voz
cargada de ira que parecía salir de un túnel de piedra. El hombre se alejó de
inmediato con aquel deslizamiento veloz de sus huaraches.
Las Leyendas de Nahuales
estaban programadas para las ocho de la noche:
− Que sea a la hora en
que empieza a oscurecer, para que sea más impresionante, había dicho Noé.
A las siete quince
llegaron unos niños del vecindario:
− ¿A qué hora van a ser
los cuentos?
− Vénganse en media
hora. El cielo estaba despejado y luminoso.
Faltarían quince minutos
para las ocho cuando repentinamente una oleada de viento trajo nubes oscuras
que imitaron un eclipse. Pronto nos envolvió una tormenta abundante y
furiosa. Llovía con rabia. El granizo golpeaba los vidrios como si fueran
pedradas. Las plantas del jardín se agitaban desgarradas por el aire y los
hielos. El foro está en una lomita, parecería absurdo decir que se podría
inundar pero ese día vimos cómo el agua formaba una creciente desde la parte de
atrás, pasaba por el aula de talleres y salía por el foro. Las coladeras se
taparon de granizo y hojas. Bajo la lluvia fría salimos a limpiar los
desagües. El drenaje borboteaba arrojando agua. Estuvimos con la
pala tratando de desviar aquella corriente como náufragos entre la lluvia
y el lodo.
Eran las ocho y media
cuando llegó Noé. Su trayecto no había sido fácil. Dice que cuando salió de
Guadalajara todo estaba tranquilo, que al llegar a Revolución y Río Nilo empezó
la lluvia y que al llegar a la entrada de Tonalá vio que el puente había desaparecido:
se lo llevó el agua. Había árboles derribados, troncos y basura que flotaban en
aquel río recién formado. Su camión dio un gran rodeo y al fin pudo
llegar, sólo para ayudarnos a sacar lo que quedaba de agua
encharcada.
Ya en la noche disminuyó
la lluvia. Nos pusimos ropa seca. Noé volvió a su casa. Cuando se alejaba
para tomar su camión pasó aquel señor –el mismo que vi en el puente, el que me
visitó en la tarde− me miró con sus ojos
llameantes:
− Ya tiene sus
Leyendas de Nahuales, dijo con su voz cavernosa.
Cuando dio vuelta en la
calle Clavel, alcancé a mirar la cola abundante y oscura del perro agitándose
como bandera al viento. Nadie habló de
las Leyendas. No propusimos volver a presentarlas.
Hola! ¿saben dónde lo puedo conseguir? es decir, ¿dónde lo venden?
ResponderEliminarGracias de antemano
Si todavía no lo tiene, yo se lo obsequio, contácteme: 3311239319
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Eliminar+Mariposacuentera Yo lo quiero, como se consigue?
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ResponderEliminarHola, como consigo este libro? ya esta agotado en las tiendas en línea
ResponderEliminarEn donde lo consigo? necesito 2 (dos) Muchas gracias de antemano.
ResponderEliminarMe encantaría conseguir el libro soy de Santa Cruz de las huertas y me gustaría que mis hijos lo leyeran y conservaran
ResponderEliminarBuenas noches, me gustaría comprar el libro para un amigo que vive en el extranjero, donde puedo comprarlo?
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